Header Ads

5 lecciones para el futuro de la tecnología sanitaria en un mundo post-COVID



Conforme el SARS-CoV-2 se expande de forma global, empezamos a hablar de la salida del confinamiento mientras otros todavía aumentan el rigor de sus medidas. Todos con la esperanza de que la resiliencia de sus sistemas sanitarios y sus ciudadanos sean suficientes para contener una epidemia explosiva. Sin duda intentando medir las consecuencias económicas y políticas que se derivarán de esta crisis.

Los sistemas de salud están adaptándose a marchas forzadas a este nuevo mundo, arrastrando aún las costumbres de un sistema basado en lo analógico, construido sobre los andamios de las visitas médicas presenciales en la consulta. Hoy más que nunca estos medios parecen sobrepasados y caducos en el contexto actual.

Esta crisis comenzó con una pequeña mutación en el código genético de algún coronavirus animal. Del mismo modo, el desafío es que nuestros sistemas sanitarios y de cuidado sean capaces de mutar a la misma velocidad. No hemos visto un cambio de este calibre hasta el momento, pero está sucediendo, y más rápido de lo que lo ha hecho en los últimos 12 años que llevamos escribiendo este blog.

Otros cambios significativos acompañan esta transformación, particularmente un catálogo amplio de nuevos dispositivos sanitarios y productos, incluyendo los ponibles que junto al despliegue de la infraestructura 5G están llevándonos a una explosión del número de datos que estarán disponibles para los sistemas sanitarios a nivel global.

Parece evidente que estos cambios van a perdurar más allá de las medidas temporales para luchar contra la COVID-19, igual que las infecciones por SARS-CoV-2 no parece que vayan a desaparecer con la llegada del verano al hemisferio norte. Hay un carácter de urgencia en la necesidad por poner en marcha herramientas de Inteligencia Artificial y medicina personalizada para todos los que se verán afectados por los próximos picos epidémicos.

Esto significa que nuestra dependencia de la tecnología sanitaria va continuar a aumentar hasta puntos que no habíamos imaginado, al menos hasta dentro de muchos años. Existen muchas posibilidades para la telemedicina en el seguimiento de las infecciones moderadas desde atención primaria, hasta el seguimiento después de un alta hospitalaria. A ello le podemos unir los dispositivos que permiten una mejor identificación de los contactos. También se desarrollan soluciones que ayudan a organizar las tareas del personal sanitario y a conocer la disponibilidad de profesionales listos para movilizarse en cada momento.

Pero más allá de la COVID-19, es el momento de volver a centrar nuestra atención sobre todas aquellas enfermedades no comunicables que han pasado a un segundo plano pero que siguen estando ahí. Todas esas patologías que hasta que apareció el SARS-CoV-2, suponían el total de nuestra actividad. Estamos centrados en la gestión de la crisis, pero no debemos olvidar que el objetivo del sistema sanitario va más allá de la inmediatez de una infección y que millones de pacientes con enfermedades crónicas están perdiendo sus seguimientos habituales o dejando de ser diagnosticados.

De modo que ¿cómo podemos prepararnos en lo tecnológico para fortalecer nuestros sistemas sanitarios?

Además de los criterios indiscutibles de fiabilidad, seguridad y reproducibilidad, los dispositivos sanitarios que nos ayuden en este futuro post-COVID deben cumplir otros cinco requisitos igualmente importantes, que pueden parecer menos obvios :
  1. Debe quedar claro cómo y quién recoge los datos derivados de la monitorización con estos dispositivos, así como las acciones a poner en marcha en caso de que los datos obtenidos así lo requieran. Parece una obviedad, pero muchas veces se despliega un sistema dentro de un proyecto de investigación y cuando este finaliza los dispositivos quedan almacenados puesto que no existe el personal necesario para asegurar el seguimiento. La inteligencia artificial puede jugar un papel clave en integrar y dar una coherencia inicial a estos datos para poder integrar las respuestas necesarias en el trabajo clínico diario.
  2. Deben ser herramientas integradas en nuestros hábitos de trabajo, las tecnologías que perduran son aquellas que nos facilitan nuestras tareas diarias y sobre todo si se integran con las herramientas que ya conocemos. El caso más obvio es integrar nuevas informaciones en el sistema de Historia Clínica Electrónica ya existente para aportar funciones nuevas con relevancia en la práctica clínica.
  3. Deben favorecer la medicina personalizada. Además de para los profesionales sanitarios, la información obtenida por estos dispositivos debe ser útil también para los pacientes y permitir mejoras en el manejo de su enfermedad con un impacto real en la calidad de vida.
  4. Interoperabilidad. Necesitamos dispositivos que arrojen datos mediante APIs abiertas, que permitan su integración sencilla en nuestros sistemas informáticos y que no necesiten una formación adicional para el personal sanitario, todos los esfuerzos deben centrarse en el paciente y no en la tecnología.
  5. Seguridad. Nos hemos dado cuenta de que la ciberseguridad juega un papel crucial en la estabilidad del sistema. Para poder garantizar que el sistema funciona, necesitamos que esté protegido de ataques informáticos. Cuanto más dependientes nos hagamos de la tecnología, más necesario será mantenerla a salvo y funcional.


Y tú, ¿cómo ves la salida del confinamiento? ¿cambiarán realmente nuestros sistemas sanitarios después de esta crisis?

No hay comentarios

Siéntete libre de expresar tus opiniones pero muestra respeto por los demás y por nuestra politica de contenido.

Con la tecnología de Blogger.