Se buscan donantes... de caca

Los avances científicos no siempre son glamurosos. Ciertamente el trasplante de microbiota fecal no forma parte de los éxitos de un hospital que atraen políticos para hacerse fotos. No vende lo mismo que un nuevo quirófano o que un trasplante de hígado. La caca sigue siendo tabú.

Y sin embargo el trasplante de flora bacteriana intestinal podría revolucionar el manejo de la infección por Clostridium difficile. Esta bacteria, infecta al 2,5% de los pacientes geriátricos hospitalizados en España y es responsable de 29000 muertes anuales en Estados Unidos.

Además su utilidad está estudiada también en el manejo de la Colitis Ulcerosa y otros trastornos inflamatorios intestinales. Por supuesto hay investigaciones en marcha sobre el Parkinson, enfermedades autoinmunes, diabetes, síndrome metabólico, obesidad y un largo etcétera que podrían beneficiarse de el trasplante de microbiota fecal.

El trasplante fecal empieza por la donación, esto requiere donantes sanos, que no sean trabajadores sanitarios (porque su flora bacteriana tiene más bacterias resistentes a antibióticos). Así que hay que acercarse al hospital - con ganas - y depositar sus heces en un bote. En Estados Unidos, el MIT creó en 2012 un banco público de microbiota fecal (OpenBiome) donde guardan muestras congeladas listas para ser usadas.

Después las heces se procesan y se trasplantan. Lo de procesar puede ser mucho o poco. A veces es simplemente diluir las heces en agua estéril con o sin sal, pero también hay proyectos en el ya mencionado MIT para crear una cápsula con microbiota fecal, una especie de super-probiótico.

El trasplante se hace a través de una colonoscopia en la mayoría de los casos, ya que parece ser más eficaz. También puede realizarse a través de una sonda nasogástrica o yeyunal. Cuando las cápsulas del MIT estén disponibles existirá una para tomar por vía oral (FMP30) y otra rectal (FMP250).

En definitiva, el trasplante fecal no es más que el primer paso hacia algo mucho mayor, la terapia microbiómica. La modificación de nuestra flora bacteriana jugará un papel muy importante en el manejo de ciertas enfermedades en el futuro. La caca ha sido un comienzo, pero pronto veremos productos de terapia microbiómica con más frecuencia.

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