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¿Tirarías a alguien de un puente?

Podría parecer una pregunta banal, de ética de parvulario; pero más allá de la evidente respuesta podemos empezar a complicar la cuestión si añadimos determinados factores condicionantes. Imaginemos dos escenarios diferentes en los que de nosotros depende salvar a cinco trabajadores que se encuentran reparando una vía de tren. En ambos casos el tren se acerca a alta velocidad y sólo nosotros podemos evitar que arrolle a los operarios:

  1. Estamos observando la escena desde un puente, junto a nosotros hay otra persona. Vemos a los operarios a un lado y al tren que se aproxima hacia ellos al otro lado del puente ¿Tirarías a las vías a la persona que está a tu lado para así, salvar la vida de los operarios?

  2. Estamos observando la escena desde un punto intermedio entre los operarios y el tren que se acerca. Ante nosotros tenemos una palanca de cambio de agujas, si la accionamos el tren seguirá su trayecto por otra vía diferente en la que sólo hay una persona ¿Accionarías la palanca salvando a los cinco operarios, y condenando al otra persona?

Estos son dos de los posibles escenarios que ha utilizado Natalia López Moratalla para evaluar la respuesta del cerebro ante dilemas éticos de coste-beneficio. Las respuestas han dejado claro que no tiraríamos a alguien a las vías, pero sin embargo sí cambiaríamos el trayecto del tren. Un resultado complejo de explicar, pero que sirve de argumento central para un vídeo divulgativo elaborado por la Universidad de Navarra y al que os recomiendo dedicarle unos minutos para comprender cómo elabora el cerebro el principio de no hacer a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.



A propósito, a los voluntarios les llevó cinco segundos decidir que no tirarían a la persona desde el puente y al parecer las emociones tienen mucho que ver en la elección. Sin embargo tardaron dos segundos más en dejar de lado sus emociones y cambiar las agujas, tiempo que necesitó el cerebro para activar su memoria a corto plazo deteniendo las vías emocionales y valorando el coste-beneficio de cada opción. Una respuesta genuinamente humana, sopesar y decidir entre el bien y el mal.

Y tú ¿tirarías a alguien de un puente?

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