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Los médicos de familia siguen apostando por lo analógico


La medición de la tensión arterial (TA) es quizá el gesto médico más icónico. Cualquiera identifica a una enfermera, en cuanto aparece en pantalla tomando la TA de un paciente. Y más aún si la medición se realiza con estetoscopio y un esfigmomanómetro (sí así llamamos al manguito).

Así deben pensar también la mitad de los Médicos de Familia canadienses que optan por utilizar tensiómetros analógicos¹, frente al 43% que utilizan herramientas digitales.

Y no es un dato anecdótico. Los tensiómetros digitales son más caros, pero fiables. Dan cifras más exactas y comparables que la medición manual. Seguir usando métodos manuales para el cribado no está mal, pero el diagnóstico debería ser confirmado por un tensiómetro digital.

Del mismo modo, durante el seguimiento del tratamiento, un 63% sigue utilizando tensiómetros manuales (aunque en muchos casos combinado con digitales). No hay que olvidar que cerca del 20% de diagnósticos de hipertensión arterial podrían ser falsos, debidos al nerviosismo de acudir a la consulta, por lo que se recomienda confirmar las cifras con mediciones por parte del paciente.

Cuando hablamos de la tecnología médica, muchas veces olvidamos de los dispositivos más sencillos, pero que a su vez aportan un gran valor. La hipertensión arterial secundaria a malos hábitos de vida sigue matando mucho, pero para poder tratarla es fundamental un buen diagnóstico.

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